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EQU3961

Probiótico que interacciona con el sistema inmunológico intestinal, mejorando la respuesta sistémica del sistema defensivo. En alergias, intolerancias alimentarias, dermatosis atópica en niños.

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Composición

Ingredientes por cápsula: Bifidobacterium breve M-16V (recuento de células viables de B. breve M-16V > 1x1011 ufc/g), 100 mg, Actilight 950P (Fructo-oligosacáridos, FOS), 500 mg. Excipiente tecnológico: estearato de magnesio (antiaglomerante), c.s.

Envoltura: Cápsula. Agente de recubrimiento (Hidroxipropilmetilcelulosa), gelificante (Goma gellan).

Modo de empleoTomar 1 cápsula al día, o según indicación de un especialista.
PresentaciónCápsulas
PatologíaCandidiasis intestinal
SistemaSistema Inmunitario
Cantidad60 cápsulas de 730 mg.

Hay muchos estudios que relacionan ya la ingesta de probióticos diversos con la mejoría de diversas afecciones intestinales o de origen intestinal. Bifidobcterium breve B3 M-16V es uno de ellos, con el cual se han hecho específicamente estudios en relación a la dermatitis atópica en niños pequeños, aunque también parece ser eficaz en adultos. Se piensa que esta relación directa entre enfermedad y probiótico se debe principalmente a la interacción del probiótico sobre el sistema inmunológico presente en el intestino, sistema éste muy importante no solo localmente sino de forma sistémica. Es muy probable que la mejora del equilibrio probiótico de la zona haga que el sistema inmunológico de la mucosa (placas de Peyer, etc) mejore en su actividad productora de células de diversos tipos para combatir las enfermedades autoinmunes, las alergias, etc.

B. breve es una bacteria anaeróbica y ácido láctica, que produce en sus procesos fermentativos de los restos de comida ácidos tales como ácido láctico y ácido acético, que al disminuir el pH intestinal se evita el crecimiento de bacterias patógenas que alteran el funcionamiento del sistema inmunológico y por otro lado este hecho apoya al buen funcionamiento del sistema inmunológico.

Además de las alergias alimentarias en bebés y la dermatitis atópica, estos probióticos interfieren en muy diversos  trastornos, tanto relacionados  con el sistema inmunológico como probablemente el síndrome de intestino irritable o la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, que al parecer mejoran, como con trastornos no claramente relacionados con el sistema inmunológico, como la gripe, diarreas, diarrea del viajero, hepatitis, mastitis, paperas, enfermedad de Lyme, tumores, metabolismo lipídico, infecciones pulmonares en niños.

En la vagina este probiótico evita la proliferación de Candida albicans.

La escasez de esta bacteria se ha relacionado con la diarrea en niños, diarreas asociadas a antibióticos, alergias, gases, síndrome de intestino irritable.

Se piensa también que aparte de la acción a nivel del sistema inmunológico, estas bacterias probióticas pueden impedir la adherencia y proliferación de bacterias patógenas. Pero la teoría más sobresaliente va dirigida hacia el sistema inmunológico, tanto el innato como el adaptativo. Un desequilibrio en la respuesta inmune por alteración de la mucosa intestinal puede dar lugar a la aparición de patógenos relacionados con enfermedades alérgicas, como rinoconjuntivitis o asma.

Se ha visto también que este probiótico y otros mejoran el estreñimiento y desde luego, la intolerancia a la lactosa.

Se ha descrito que los probióticos pueden modular la respuesta inmune en animales y humanos no sólo a nivel de la mucosa intestinal, sino también a nivel sistémico. Dadas sus propiedades inmunomoduladoras, actualmente se evalúa la utilidad de los probióticos en el manejo preventivo o terapéutico de enfermedades inflamatorias. El consumo de probióticos podría tener un efecto positivo en la salud humana en algunas situaciones que pueden alterar el balance de la microbiota intestinal e influir en la respuesta inmune del individuo, tales como la alimentación con fórmulas infantiles, el tratamiento con  antibióticos, los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento, las enfermedades gastrointestinales y el estrés. Los mecanismos de interacción de los probióticos con las células del sistema inmune son diversos. En el caso de las bacterias ácido lácticas, se ha observado que pueden ser captadas por las células M presentes en el epitelio y facilitar la estimulación del tejido linfoide asociado a la mucosa intestinal. Las células dendríticas pueden capturar bacterias probióticas al tener prolongaciones citoplasmáticas que pueden acceder al espacio luminal. Muchos de los efectos inducidos por los probióticos dependen de la interacción del microorganismo con la célula dendrítica,

 

dada la capacidad que tiene de polarizar la respuesta inmunológica adaptativa. El efecto sobre la maduración de esta célula presentadora de antígeno y en su producción de citocinas depende de la cepa de probiótico, observándose casos de inhibición o estimulación de la producción de citocinas IL-10 e IL- 12 lo cual, puede favorecer un estado de tolerancia o una respuesta inmune Th1, respectivamente.

La modulación de la actividad fagocítica es otro de los efectos de los probióticos. Se ha documentado por una parte en voluntarios sanos, que la eliminación de alimentos fermentados en la dieta por dos semanas disminuye la actividad fagocítica de los leucocitos. Por otra parte el consumo de leche fermentada con L. acidophilus o L. johnsonii por tres semanas, aumenta la capacidad fagocítica. Del mismo modo, el consumo de L. gasseri y L. coryniformis por 2 semanas aumenta la actividad fagocítica de monocitos o neutrófilos en sujetos saludables

La modulación del sistema inmune por parte de los probióticos puede tener beneficios para las personas en las diferentes etapas de la vida. En niños con antecedentes familiares de eczema atópico se ha documentado el beneficio de los probióticos en la prevención de esta enfermedad, incluso desde el periodo de gestación a través de la suplementación a la madre como posterior al nacimiento, suministrándolos por vía oral.

Los productos aquí mostrados son suplementos nutricionales según lo establece la Directiva Europea 2002/46/CE sobre complementos alimenticios.  Los suplementos alimenticios no tratan de sustituir una dieta equilibrada y variada, únicamente se presentan con el fin de complementar la ingesta de nutrientes de una dieta normal. La información descrita sobre los ingredientes puede no estar relacionada con el efecto final o los beneficios que este pueda realizar. Tampoco tratan, previenen, diagnostican o curan ninguna enfermedad, hechos atribuibles a los medicamentos, según define la Directiva Europea 2004/27/CE, de 31 de marzo, del Consejo y del Parlamento Europeo sobre medicamentos. Los productos no deben utilizarse como sustituto de una dieta o medicación y deben estar fuera del alcance de los niños. El consumo de los productos debe ser controlado por un profesional, ante cualquier duda, siempre consulte a su médico

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